San Ginés de Arlés es el primer Santo de Arlés, ciudad destacada en el Imperio Romano la cual fue elegida por los discípulos de los Apóstoles para propagar el Evangelio. Las persecuciones partieron desde Roma, extendiéndose a través de las provincias. Ginés era un alto funcionario del gobierno imperial, de noble cuna, insobornable ante el servicio del bien común, quien conocía las verdades fundamentales de la religión cristiana. Se negó a ejecutar los impíos edictos contra los cristianos y por ello fue juzgado y condenado a ser decapitado, recibiendo el bautismo en su propia sangre.
San Ginés de Arlés es tenido como Patrono de los Escribanos y Notarios. Su memoria es celebrada el día 25 de agosto.